Fue un honor para nosotras que Bodegas Valduero nos invitase a conocer sus instalaciones y por supuesto sus vinos de grandísima calidad.
Valduero es una bodega familiar y una de las primeras que se fundaron en la Denominación de Origen Ribera del Duero. Fue fundada por Gregorio García Álvarez en 1984 en el pequeño pueblo burgalés Gumiel del Mercado. Gregorio, de profesión ingeniero industrial, abandonó la empresa metalúrgica en la que trabajaba en Bilbao para montar una bodega en pleno corazón de la Ribera del Duero, cerca de su pueblo natal, Tordómar (Burgos). Aventura en la que embarcó a su hija mayor, Yolanda, recién licenciada como ingeniera agrícola y actualmente directora técnica de la bodega. Fue en 1991 cuando su otra hija, Carolina, cuya profesión no tenía nada que ver con el mundo del vino pues había estudiado Historia del Arte, se unió al proyecto familiar.
Los primeros años, como en la mayoría de los negocios que comienzan, fueron duros. La recién nacida Valduero comenzó con vinos de cooperativas y compitiendo por la compra de uva con otras bodegas. Pero en cuanto pudieron reinvirtieron las ganancias en la compra de tierras para plantar viñedos. Actualmente esta bodega cuenta con 200 hectáreas de viñedo propio plantado en vaso y de baja producción, lo que hace que el vino sea de una excepcional calidad.
Nada más empezar la visita te das cuenta de que Valduero no es una bodega cualquiera. Las visitas se hacen en grupos reducidos para crear cercanía e incluso resolver de manera personalizada las inquietudes que puedan tener los visitantes con respecto al apasionante mundo del vino.
Nuestro punto de encuentro con Pepe (sommelier) fue en la entrada, junto a las vitrinas donde tienen expuestos con orgullo dos de los vinos más caros de España, Valduero 12 años y Valduero Lantigua. Él fue el encargado de acompañarnos en la apasionante visita por las instalaciones, en las que descubrimos de su mano rincones muy curiosos y de alto postín.
Comenzamos la visita introduciéndonos en la montaña a través de galerías creadas artificialmente. Esta obra faraónica consistió en desmontar la montaña para colocar tres galerías abovedadas hechas de hormigón de 40 cm de espesor para cubrirlas con la tierra anteriormente retirada hasta dejarlas 5 metros bajo tierra y para así poder mantener una humedad (65%) y una temperatura constante (14ºC) durante todo el año, siendo esto bueno para la crianza del vino.
Esta obra proporciona actualmente a Bodegas Valduero un espacio de 4.000 m2 destinados a la elaboración de sus vinos en 3 distintos procesos: en depósitos de acero inoxidable, a la crianza en barricas y a botellero.
La primera galeríaestá destinada a la elaboración y fermentación del vino en depósitos de acero inoxidable. Entre todos ellos tienen una capacidad para 1.500.000 litros. Una cosa curiosa que descubrimos en esta galería, ya advertimos al principio que Valduero no era una bodega cualquiera, es que uno de los depósitos estaba vacío para nunca más ser llenado, la razón es porque Plácido Domingo introdujo la cabeza en él para cantar y «llenarle» con su voz privilegiada.
La segunda galería está dedicada a la crianza del vino en roble. En la actualidad hay aproximadamente 4.200 barricas y entre ellas se esconde otra gran sorpresa, el Arte de Valduero. Un rincón dedicado al arte creado a partir de 30 barricas que Bodegas Valduero donó a estudiantes de la universidad de Bellas Artes de Madrid para que, a partir de una barrica, explicasen lo que significaba para ellos el mundo del vino. Este original espacio fue inaugurado por el pintor Antonio López.
En la tercera y última galería el vino duerme sus últimos meses en botella, concretamente 12 si se trata de un crianza, en el caso de un gran reserva la estancia es más larga, se prolonga hasta los 48 meses. Esta galería alberga un millón de botellas de vino.
Una vez que han alcanzado la calidad deseada, el 70% serán exportados a más de 40 países de todo el mundo.
Continuamos recorriendo las entrañas de Valduero hasta llegar a un espacio dedicado al primer club social del mundo en torno al vino, Membresía La Tenada. A pesar de llevar apenas 7 años funcionando ya forman parte de esta genial iniciativa importantes nombres como Vicente del Bosque, Ken Follet, Loquillo, Plácido Domingo, Mario Vargas Llosa y otros muchos. La buena noticia es que tú también puedes formar parte de este club si eres un apasionado del vino, puedes informarte aquí.
Pero la visita no acababa aquí, aún Valduero guardaba una sorpresa más. Una gran cantidad de duelas con dedicatorias de grandes de la cocina nos hicieron pasillo hasta desembocar en el restaurante.
Se trata de un edificio de piedra y madera con dos enormes chimeneas y una gran vidriera a través de la cual se puede disfrutar de unas vistas impresionantes de miles de cepas que rodean la bodega.
Fue en el acogedor restaurante donde catamos los exquisitos caldos de Bodegas Valduero. Comenzamos por un vino único en la Ribera del Duero, Albillo, un blanco con sabor afrutado y una ligera acidez. Continuamos con un rosado con un paso de 6 meses por barrica de roble, el cual aportaba a nuestro paladar sensaciones distintas cada vez que lo degustábamos. Y finalizamos con cuatro vinos tintos: un crianza, catalogado por la guía de vinos gourmets como el mejor crianza de España; un reserva, medalla de oro en Berlín con 95 puntos Decanter; Una cepa y 6 años, dos vinos de élite, ambos medalla de oro en Bruselas.
Aunque cada vino compitió con toda su personalidad por ser el más agradable a nuestro paladar, no pudimos quedarnos solamente con uno, dos fueron nuestros favoritos, Una cepa y 6 años. vinos que acompañaron nuestro almuerzo compuesto por unas ricas sopas de ajo y lechazo asado.
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