Marruecos es un país de contrastes, lleno de sorprendentes paisajes, gente amable y con una gastronomía excepcional. En este post te vamos a hablar de un hotel que se encuentra en el sudeste de Marruecos, a pocos kilómetros de Merzouga, junto a las inspiradoras dunas de Erg Chebbi, en el que se puede disfrutar de todas estas cosas y de muchas más. Se llama Café du Sud.
En nuestro viaje de 14 días por Marruecos uno de nuestros objetivos era pasar una noche en el desierto. Estábamos tan entusiasmadas con tal prometedora experiencia, que nada más acabar de desayunar nos pusimos en marcha hacia Café du Sud, que además del hotel, también posee un campamento en medio del desierto donde pasar la noche.
La verdad es que no sabíamos muy bien a qué hora era la salida en camello hacia el campamento, así que decidimos salir temprano para llegar con tiempo a Café du Sud. Eran sobre las 11 de la mañana cuando nos quedamos con la boca abierta al ver aquel oasis en medio del desierto.
Su ubicación era privilegiada, a su alrededor sólo había arena, dunas y una tranquilidad pasmosa. Nos estaban esperando en la recepción del hotel, nos ofrecieron un té marroquí y una habitación para descansar hasta las 16h, hora en la que partíamos hacia el campamento, un gran detalle por parte del personal, pero preferimos disfrutar de aquel paraíso, correr y saltar por las dunas.
Enseguida nos ofrecieron probar la gastronomía local, no podíamos rechazar tan generosa oferta así que aceptamos la invitación. Sara que fue una anfitriona insuperable, nos invitó incluso a pasar a la cocina para que viésemos cómo se cocinaba el tajín y otros platos típicos marroquíes. Estuvimos un buen rato viendo cómo cocinaban varias mujeres en la gran cocina de Café du Sud.
El personal, haciendo honor a la hospitalidad y simpatía de los bereberes, estuvo muy atento con nosotras. No sabíamos qué hacer, queríamos estar en todas partes, en las dunas, en la cocina, en la recepción hablando con el amable personal…
Sara nos acompañó en la comida. Nos prepararon la mejor mesa de la terraza, con vistas a la piscina y a las dunas, ¡¡Aquello era increíble!!. Y la comida no fue menos, aquel tajín cocinado a fuego lento era un manjar de dioses. Fue el mejor tajín que comimos en todo nuestro viaje y os aseguramos que no comimos pocos.
Antes de que se hiciera la hora de salir hacia el campamento estuvimos viendo las instalaciones del complejo. Cada habitación de Café du Sud es diferente pero todas son igual de tranquilas. Están decoradas con estilo tradicional del sur de Marruecos y el confort occidental.
Tenemos que destacar la limpieza, la piscina con vistas al desierto y el buen gusto en la decoración, sobre todo en las suites Bereber del nuevo complejo.
Llegó el momento esperado. Cargadas con una pequeña mochila a la espalda en la que llevábamos lo suficiente para pasar una noche, nos subimos a un 4×4 que nos llevaría hasta donde estaban los camellos. Montamos cada una en uno y, junto con tres japonesas, formamos una caravana para recorrer las altas dunas de Erg Chebbi hasta el campamento, como se hacía hace miles de años.
Al poco tiempo ya podíamos sentir la mágica energía que sólo el desierto transmite. El sol comenzaba a caer y cuando estaba a punto de ocultarse paramos en lo alto de una duna para disfrutar de la espectacular puesta de sol.
Cuando el sol se ocultó del todo continuamos durante una hora cabalgando a lomos de los camellos, subiendo y bajando dunas. El silencio sólo era interrumpido por las lentas pisadas de los camellos, hasta que al subir a la cima de una de ellas divisamos el campamento. ¿Cómo podía haber aquello en medio de la nada?, esa fue nuestra pregunta, y eso que aún no habíamos visto todo.
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Moha nos recibió con un té moruno y nos condujo a nuestra jaima de lujo. Era impresionante, ¿cómo podía existir todo eso en medio del desierto?. La jaima de estilo bereber tenía de todo, electricidad, baño propio, ducha con agua caliente y hasta una pequeña sala de estar. Por si esto fuera poco, estábamos a los pies de la Gran Duna.
No habían pasado quince minutos cuando nos llamaron para cenar. El comedor era una gran jaima. Allí disfrutamos de una elaborada, abundante y típica cena marroquí. ¡Todo estaba buenísimo!.
Después de ponernos la botas, nuestros dos anfitriones tocaron música alrededor de una hoguera y nos invitaron a tocar el yembe con ellos. Acto seguido fuimos a ver las estrellas cargados con una manta. Por la noche baja mucho la temperatura en el desierto, lo que despeja el cielo y permite ver muy bien las estrellas e incluso, si se tiene suerte, la vía láctea. No pudimos disfrutar de tal asombroso fenómeno pero sí de las millones de estrellas que cubrían el cielo, haciendo que aquella noche fuese mágica.
A la mañana siguiente nos levantamos muy temprano, teníamos que subir a la Gran Duna para ver amanecer. Nos abrigamos bien y nos pusimos en marcha. Vimos que subir hasta la cresta de aquella gigantesca duna nos iba a suponer un esfuerzo extraordinario y decidimos subir a otra más accesible. Enseguida se comenzó a ver un sol tímido pero que, poco a poco, fue iluminando las dunas, tomando un color rojizo espectacular y brindándonos unas imágenes idílicas. Moha había subido té para acompañar este momento mágico que, para nuestro gusto, fue mucho más espectacular que la puesta de sol del día anterior.
Bajamos a desayunar y después de recoger nuestras cosas pusimos rumbo a Café du Sud, donde nos esperaban con quads para seguir disfruntando del desierto de otra forma distinta, pero no menos emocionante.
Fue todo un acierto vivir esta experiencia en el desierto de Erg Chebbi con Café du Sud. Sin duda, si volvemos a Merzouga, nos alojaremos en este exótico hotel, donde el personal se convierte en tus amigos y te hace sentir como en casa.
Otras actividades
Otra manera de moverse por las dunas de Erg Chebbi es en 4×4, que te adentra en el desierto del Sáhara para acercarte a auténticos poblados bereberes.
Café du Sud también ofrece un fin de año especial con una fiesta en el desierto. Un gran banquete de comida tradicional marroquí, música bereber con tambores y otros instrumentos típicos, acompañados por las voces de los músicos locales y un amanecer desde las dunas de Erg Chebbi, harán que empieces el año con energías renovadas. Con un plan así ¿Quién dice que no?
Cómo llegar
Si se llega en coche propio o de alquiler (consigue hasta un 15% de descuento aquí) a Café du Sud debes ir por la carretera N13 en dirección a Rissani-Merzouga y, pasados 22,5 km después de Rissani, os encontraréis una señal en el lado izquierdo en el que os indica el desvío hasta el hotel. Desde allí tendréis que conducir por una pista de tierra (perfectamente accesible para coches pequeños) durante unos 8 kilómetros. En ese tramo iréis viendo carteles que indican a Café du Sud.
Si haces este trayecto en autobús, todo lo que necesitas es llegar hasta Erfoud, Rissani o Merzouga desde alguna de las principales ciudades de Marruecos. La ruta más frecuente es desde Marakech a Merzouga. Los autobuses de la compañía Supratours son nuevos y no hacen paradas. El trayecto dura doce horas y media y el billete cuesta alrededor de 200 Dirhams (20 Euros). Si te pones en contacto con el personal de Café du Sud te informarán de los servicios de transfer de los que dispone el hotel.
Recomendaciones y datos prácticos
Si no se quiere llegar al campamento en camello cabe la posibilidad de hacerlo en quad, sólo tienes que comentárselo al amable personal de Café du Sud.
La travesía hasta el campamento se realizará siempre y cuando las condiciones climatológicas sean favorables, la causa más habitual de cancelación es el viento.
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Las noches en el desierto son bastantes frías, recomendamos llevar ropa de abrigo.
Protege bien tu cámara de la arena del desierto.
22 diciembre, 2019 a las 16:49
hola donde puedo reservar una noche
22 diciembre, 2019 a las 17:27
Hola. Puedes reservar en su página. Aquí te dejo el enlace: https://www.aubergedusud.com/hotel-marruecos/
Disfruta muchísimo es un lugar muy especial. Saludos