Etapa 9 – 91km: Reykiavik – Laguna Azul – Keflavik

Ya era de día en Mosfellsbaer, apenas estábamos a 9km de Reykiavik, donde pasaríamos nuestro último día en este maravilloso país.
Cuando preparamos el viaje no estábamos seguras de tener tiempo para poder visitar la capital, pero al transcurrir el viaje sin ningún contratiempo disponíamos de medio día para conocer una de las ciudades más limpias, verdes y seguras del mundo, Reykiavik.

Dejamos la autocaravana aparcada en el parking de un supermercado Bonus, a unos 10 minutos del centro. De camino nos topamos con la Catedral de Cristo Rey, también conocida como la iglesia de Landakot. Está consagrada a Jesucristo y a San Torlak, el santo patrono de Islandia.

Caminando hacia el centro nos encontramos en la puerta de una tienda de souvenirs a este simpático troll-vikingo. Raro será que el que pase por aquí no se haga una foto con él.

En pleno centro de Reykiavik está la bohemia calle Slólavördustígur, pintada con los colores de la bandera gay. En Islandia los temas sociales están a años luz de lo que conocemos aquí. En 2009, tras una gran crisis económica, Jóhanna Sigurdardóttir que se había declarado abiertamente lesbiana fue nombrada primera ministra y decidió pintar esta calle.

Hallgrímskikja dicen que es la catedral de Reykiavik por su tamaño y apariencia, pero en realidad no es una catedral sino una iglesia. Se dice que la fachada simula columnas de lava basáltica.
Con 74,5 metros, es el edificio más alto del país, aunque la estructura más alta es la torre de radio de Hellissandur, con 412 metros de altura.
La estatua que se encuentra enfrente de la iglesia es de Leif Eriksson, hijo de Erik el Rojo.

El interior es de tres naves y es bastante sobrio y con muy pocos adornos. Se puede decir que la único que tiene es un gran órgano de tubos, realizado por el organero alemán Johannes Klais de Bonn.

El Viajero del Sol. Es un bote de los sueños, una oda al sol. Evoca un territorio por descubrir, un sueño de esperanza, el progreso y la libertad. Se diseñó para conmemorar el 200 aniversario de la ciudad de Reykiavik.

Dicen que el mejor puesto de perritos calientes no está en Chicago, ni en Nueva York, ni siquiera en Frankfurt, sino en Reykiavik y no podíamos abandonar Islandia sin probarlos, así que nos dirigimos a Tryggvagata (aunque creemos que se pueden degustar en varios puntos de la ciudad) donde está situado este puesto, esta cadena familiar que abarca varias generaciones desde 1937.

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En Baejarins Beztu han comido perritos varios famosos. Bill Clinton lo hizo famoso a nivel mundial y comenzó a aparecer en todas las guías turísticas de Islandia. El actor Charlie Sheen y James Hetfieldel, el cantante de Metallica también han degustado estos sabrosos perritos.

Tenemos que decir que los perritos están de muerte, buenísimos. Los condimentos de los perritos calientes incluyen salsa de tomate, mostaza dulce, cebolla frita, cebolla cruda y salsa de salmuera, una salsa a base de mayonesa con un toque dulce…. Si!!, reconocemos que repetimos.

Antes de despedirnos de la capital damos un paseo por el puerto.

Nos pusimos en camino durante 39 km. hasta el campo de lava de Grindavik, donde está la laguna azul. Un par de kilómetros antes ya veíamos el vapor que despiden estas aguas termales.

Queríamos pasar nuestra última tarde de la manera más relajada que se puede acabar un viaje por Islandia, disfrutando de la atracción más visitada del país, la Laguna Azul. La verdad es que a mí personalmente me dolía pagar 40€, pero… ¿Cómo me iba a perder un baño en esas vaporosas aguas de color azul turquesa ricas en sílice y azufre a 38ºC de temperatura, rodeadas de un espectacular campo de lava de una belleza insuperable? Estábamos en Islandia y no podíamos dejar pasar esta oportunidad.

Estuvimos a remojo durante unas cinco horas, ¿de verdad esto es bueno para la salud?, yo creo que no porque menuda depresión tengo al pensar que no puedo hacer esto a menudo. Sin duda este balneario geotermal es un lujo para todos y cada uno de los sentidos.

Salimos ya de noche, creo que eramos las últimas, no teníamos ninguna prisa por abandonar la laguna y mucho menos este país que nos ha fascinado. Nos duchamos y nos vestimos tranquilamente, casi con pena salimos al parking y allí estaba la autocaravana a la que íbamos a echar de menos, esperándonos para recorrer nuestros últimos 13 km por la isla.
Pasamos la noche en una explanada al lado de las naves donde a la mañana siguiente teníamos que dejar nuestra casa móvil en cuanto abriesen, osea a las 9, tenían que revisarla y acercarnos hasta el aeropuerto, ya que nuestro vuela salía a las 11:30am.

Queríamos hacer una promesa pisando aún suelo islandés y esa promesa era regresar algún día.

Sabíamos que los elementos naturales seguirían trabajando sin descanso hasta nuestro regreso. Los géiseres seguirían resoplando, las pozas de lodo burbujeando, los vendavales árticos soplando, los fiordos se mantendrían silenciosos, las montañas seguirían conservando sus colores, los glaciares seguirían luchando por hacerse paso entre los campos de lava, la despiadada tundra de colores surrealistas seguiría haciéndose inmensa, los baños geotermales seguirían humeando y la aurora boreal nos esperaría cada noche para saludarnos. Hemos quedado enamoradas de este país, hasta pronto ISLANDIA.