Amanecemos en Húsavík, una pequeña localidad de 2.200 habitantes al norte del país, a las orillas de la bahía de Skjálfandi, donde su población vive principalmente del turismo y de la pesca.
Hoy no había tiempo para hacernos las remolonas, teníamos que ir a la oficina del puerto a ver si quedaba sitio en algún barco (también hay opción de salir en zodiac, pero es más caro) para ir a avistar ballenas. Teníamos miedo de que el barco estuviese lleno ya que no teníamos reserva hecha.
Tardamos un minuto en llegar a la oficina desde el parking del super donde pasamos la noche, pero cuando llegamos ya había gente esperando en North Sailing. Llegó nuestro turno y sí que quedaba sitio, así que sacamos los tickets.
Llevábamos dos planes para conseguir un descuentillo: El plan A era presentar el carnet de estudiante y el plan B un vale descuento que nos habían dado al alquilar la autocaravana.
El plan A funcionó, nos hicieron un 10% de descuento, nos costó 67€/per.
Para hacer tiempo hasta la salida estuvimos paseando por el puerto, difrutando de su paisaje espectacular, una de las cosas por las que es conocido Húsavík, además de su iglesia del siglo XIX y los avistamientos de ballenas.
Cruzamos la pasarela para subir al barco, allí te encuentras una montonera de buzos para que puedas ponerte encima de tu ropa. Empiezas a revolver como si estuvieses en las rebajas para encontrar una talla más de la que usas… Cuando ya la has encontrado y empiezas a ponértelo con la dificultad que conlleva el moverte con tanta ropa te preguntas, ¿No pasaré mucho calor?, pues no, aunque el barco no coge gran velocidad, el buzo se agradece.
Salimos puntuales a las 9:00h. Todos equipados nos repartimos por vapor, estribor, proa y popa intentando coger sitio al lado de la barandilla para intentar no perderse el gran momento del avistamiento.
La expectación era máxima, estábamos deseando gritar a la vez que señalábamos con el dedo a alguna ballena que saliera a la superficie para saludarnos.
Llegó ese momento, pero la pequeña ballena no era lo que esperábamos ver, seguimos mirando muy atentos. Algunos dedos señalaban a lo lejos, el barco ponía rumbo en esa dirección pero seguían sin ser demasiado grandes.
No podíamos decir que no habíamos visto ballenas, pero nuestras expectativas eran mayores, queríamos ver una ballena enorme y poder fotografiar su cola de más de un metro zambulléndose en el mar.
No fue posible pero nos conformamos con ver alguna foca y a una pequeña manada de 5 ballenas harbour de tamaño delfín (1.5 m. y unos 70 kg. de peso).
Llegó el momento de volver a puerto, en ese momento ya habíamos perdido la esperanza de ver una gran ballena, pero el chocolate caliente con un bollo nos volvió a subir los ánimos y hacer que nuestro cuerpo cogiera temperatura para continuar con nuestra ruta de hoy.
Contrata el mejor seguro para tu viaje al mejor precio
Alquila tu coche con hasta un 15% de descuento
Completa tu viaje con todas las actividades al mejor precio
Tres horas después llegamos a puerto. Nos desprendimos de las vestimentas y seguimos nuestro itinerario, 9km por la carretera 85 para tomar más tarde la 845 durante 28km y continuar 10km más por la 1 hasta Godafoss, la cascada de los dioses.
Esta cascada se encuentra en el inicio de la carretera de las tierras altas de Sprengisandur. Las aguas del río Skjálfandafljót (el cuarto más caudaloso de Islandia) caen desde sus 12m. de altura a lo largo de 30m. de ancho, otra pedazo de cascada.
Seguimos por la carretera 1 durante 60km hasta coger la 82, y tras 12km más llegamos a Laufás.
Estas particulares casas con el techo de musgo de mediados del siglo XIX formaban una antigua granja junto con la iglesia de St. Peter en la que vivían unas veinte personas. Ahora son un museo, se pueden visitar las casas y la iglesia que albergan gran número de objetos.
La razón del musgo en sus tejados es para aislarlas del frío, arquitectura tradicional de las granjas islandesas.
Parte trasera
Abandonamos Laufás igual que nos lo encontramos, sin una sola alma, bueno, sin contar las del cementerio. Deshicimos los 12km que habíamos hecho por la 82 hasta tomar de nuevo la 1. Después cogemos la 74 durante 22km hasta llegar a Skagaströnd.
Decidimos dormir aquí para ir por la mañana a ver una gran colonia de focas que habíamos leído que había en un acantilado de la zona antes de continuar hasta la península de Snaefellsjökull.
Iglesia de Skagaströnd
6 marzo, 2016 a las 12:02
La aparición de las ballenas es aleatoria. Por suerte, las cascadas nunca fallan, siempre están en su sitio… Favorite pics: El baño de la foca y las seis casas de musgo con las cruces delante y esa soledad reinante…
6 marzo, 2016 a las 12:02
Gracias mi Paco fiel.
15 marzo, 2016 a las 17:46
Qué curioso las casas con musgo! Y las ballenas… qué experiencias más chulas!
15 marzo, 2016 a las 17:55
Si, el haber viajado a Islandia ha sido una experiencia que jamás se nos olvidará.