Cuando piensas en Segovia lo primero que te viene a la cabeza es su grandioso acueducto, su alcázar o incluso su catedral, pero Segovia es mucho más, es una ciudad que realmente sorprende. Merece la pena recorrerla lentamente para empaparte de su patrimonio, su gastronomía, sus iglesias románicas, sus leyendas…

Para disfrutar de Segovia al máximo, hemos diseñado tres paseos por la ciudad para conocer todos sus rincones y una ruta para visitar otros lugares de interés fuera del casco histórico.

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Del acueducto a la catedral

La plaza del Azoguejo es el lugar ideal para comenzar una visita por Segovia. Sin poder evitarlo se te va la vista al majestuoso acueducto, un imponente gigante perfectamente conservado a pesar de sus 2.000 años. Fue construido para conducir hasta Segovia el agua de la Sierra. Sus 167 arcos de piedra granítica están constituidos por sillares unidos sin ningún tipo de argamasa mediante un ingenioso equilibrio de fuerzas.

Si giramos a la izquierda del acueducto, en lo alto de la escalinata se encuentra el mirador del Postigo del Consuelo, desde donde se obtienen unas fantásticas vistas del acueducto.

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Bajamos las escaleras y continuamos recto hasta el otro extremo del acueducto, en la plaza de Día Sanz, donde está el instituto donde impartió clases de francés Antonio Machado y que mantiene su aula intacta. A la derecha está el antiguo convento de San Francisco, del siglo XV, que desde el 1862 acoge la Academia de Artillería. Y si avanzamos un poco más, se encuentra el desarenador de San Gabriel, uno de los lugares por donde pasaba el agua para eliminar impurezas, a partir de aquí el acueducto desaparece bajo tierra y el canal subterráneo continúa 1,2 kilómetros hasta llegar al Alcázar.

Volvemos a la plaza de Azoguejo para dirigirnos por la calle Real hasta la catedral. Esta calle es la más bulliciosa y colorida de Segovia, además de ser la que más nombres tiene, ya que es conocida también como la calle Cervantes, Juan Bravo e Isabel la Católica. En el camino nos topamos con la casa de los Picos, construida en el siglo XV como casa-fuerte centinela de una de las puertas principales de acceso al recinto amurallado. Cuenta la historia que uno de sus propietarios hizo cambiar la fachada para que los segovianos la dejasen de conocer como la casa de los judíos, y dio resultado. Enfrente de ésta, está la casa de los del Río, con un sorprendente patio de columnas helicoidales.

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Si nos desviamos hacia la calle Platero Oquendo, nos encontrarnos con el imponente palacio de Cascales o Conde de Alpuente, del siglo XV. Un poco más allá, la Alhóndiga, con una bella portada de estilo isabelino.

Continuamos hasta la plaza de Medina del Campo, también conocida como la plaza de San Martín ya que en ella se encuentra uno de los ejemplos del gran románico segoviano, la Iglesia de San Martín. Esta plaza es uno de los lugares con más encanto de Segovia, está presidida por una estatua del comunero Juan Bravo. Es un núcleo de casas palaciegas donde destaca el torreón de Lozoya. Detrás de esta plaza se encuentra el museo de Esteban Vicente, ubicado en el que fue palacio de Enrique IV de Trastámara, edificado a mediado del siglo XV, y que en 1518 se convirtió en hospital para ancianos.

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Si nos desviamos por la calle Puerta de la Luna, nos topamos con el Póstigo de la Luna, una de las cuatro puertas originales de la ciudad.

Seguimos por la calle Real y nos encontramos con un edificio que desde el siglo XVI hasta 1933 fue Cárcel Real y que tuvo en 1577 como ilustre huésped a Lope de Vega. Continuamos por la calle Isabel la Católica que desemboca en la Plaza mayor, compuesta por el Ayuntamiento, el teatro Juan Bravo, los soportales, un quiosco de música y la catedral, conocida como «la Dama de las Catedrales» por sus dimensiones y su elegancia. De estilo gótico tardío, comenzó a construirse en 1525, con la colaboración desinteresada de los segovianos. Sustituyó a la Catedral Vieja situada en los actuales jardines del Alcázar y destruida durante la Guerra de las Comunidades en 1520.

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De la catedral al Alcázar

Si rodeamos la catedral accedemos a la judería, un barrio de pequeñas callejuelas en el que aún se conservan restos de sinagogas, palacios, museos y edificios que recuerdan su pasado judío.

Continuamos el paseo por la calle Daoiz, que nos lleva directamente a la Plaza Reina Victoria Eugenia, donde se encuentra otro de los monumentos más famosos y más visitados de Segovia y España, el Alcázar Real de Segovia, que situado en lo alto del acantilado parece un palacio de cuento de hadas que custodia la ciudad.

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Este edificio declarado Patrimonio de la Humanidad en 1985 fue construido originalmente como fortaleza de los Reyes de Castilla, pero ha servido como palacio real de Alfonso VIII, prisión estatal, centro de artillería y como academia militar. Desde 1896 acoge el Archivo General Militar y actualmente se utiliza como museo.

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Merece la pena subir los 152 peldaños que te llevan hasta la torre de Juan II, donde obtendremos unas vistas espectaculares.

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Del Alcázar al barrio de los Caballeros

En este paseo iremos descubriendo palacios góticos, renacentistas y barrocos que conviven junto a conventos e iglesias románicas. Es el barrio donde preferían vivir las familias nobles y poderosas de siglos pasados.

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Volvemos por la calle Velarde hasta la plaza de San Esteban, donde encontramos casas nobles con el típico esgrafiado segoviano. Llama la atención la iglesia de San Esteban por su fantástico atrio que cobija la portada. La iglesia fue construida a principios del siglo XIII y, según cuenta la leyenda, costeada por un hijo bastardo del rey de Francia. Además de los bellos capiteles impresiona la elegancia de su torre, conocida como la reina de la torres bizantinas. En la misma plaza, con una fachada renacentista de elegante sillería, se encuentra el palacio episcopal, construido como residencia de la familia Sacedo en el siglo XVI.

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En la calle de Capuchinos Alta, se encuentra la entrada del Convento de Santo Domingo de Guzmán, habitado desde 1513 por las monjas dominicas y custodiado por la torre de Hércules del siglo XIII. Al final de la calle está la Iglesia de San Quirce, una joya románica del siglo XII, hoy sede de la Academia de la Historia y Arte de San Quirce. Bordeamos la iglesia y nos encontramos con la espléndida fachada del antiguo convento de los monjes que dan nombre a la plaza, también conocido como el convento de las Oblatas. Continuamos hacia el cobertizo del corralillo de San Nicolás, con aires moriscos, que nos lleva a la plaza del mismo nombre, presidida por la iglesia de San Nicolás, convertida en el taller municipal de teatro. Conserva pinturas murales góticas y una sepultura de un caballero del siglo XIV con el cuerpo momificado.

Frente a la fachada de San Nicolás, y desde la misma plaza, unas escaleras conducen al laberinto medieval del barrio de los Caballeros. Siguiendo el trazado del callejón, unas escaleras ascienden hacia la coqueta plaza de La Trinidad, donde las portadas de la iglesia de la Trinidad y del convento de Santo Domingo coinciden formando un armonioso conjunto. Continuamos por la calle de la Trinidad nos encontraremos con el palacio de los Condes de Mansilla, un edificio renacentista con un bello patio de columnas en su interior. A la plaza de San Facundo, donde se localiza un hotel que perteneció a la noble familia de los Puñoenrostro, y el palacio Villafañe, hoy Caja de Segovia, con una rica portada de granito y con importantes pinturas murales del siglo XVI. Paramos para ver el Museo Rodera Robles instalada en la casa Hidalgo, construida entre los siglos XV y XVI.

La siguiente parada es la iglesia de San Juan de los Caballeros, sede del Museo Zuloaga, situada en la plaza de Colmenares, donde antiguamente los caballeros segovianos realizaban sus justas y torneos. Y para acabar el paseo llegamos a la plaza del Conde de Cheste, situada estratégicamente en una de las entradas más importantes de la ciudad, donde se ubica la puerta de San Juan. La plaza es espectacular, el ella encontramos la casa del Marqués de Castellanos, construida en el siglo XV, el palacio del conde de Cheste, del siglo XV y el palacio de Quintanar, con un fantástico patio blasonado interior.

Segovia panorámica

Hacemos la primera parada en el Monasterio de San Vicente el Real (el más antiguo de la ciudad), situado en la confluencia del arroyo Cigüenza con el río Eresma, y que ya tuvo importancia en época romana al estar aquí un templo dedicado a Júpiter. En el año 919 ya eran otras las creencias y sobre las ruinas se erigió un templo dedicado a San Vicente.

Continuamos la ruta por la Iglesia de San Lorenzo, románica, de proporciones muy armoniosas y coronada por una espléndida torre de ladrillos. Seguimos hasta el Convento de Santa Cruz la Real, hoy, universidad SEK de Segovia, que se encuentra junto a la cueva donde Santo Domingo de Guzmán guardaba oración y penitencia.

Nuestra siguiente parada es en el museo Real Casa de Moneda, que se asoma al río Eresma. Es uno de los pocos ejemplos de arquitectura civil industrial del siglo XVI. Este edificio aprovechó la energía hidráulica para acuñar las monedas de oro, plata y cobre que circularon por España y el mundo hasta 1869. Tras cruzar el puente, se encuentra el monasterio de Santa María del Parral, levantado por orden de Enrique IV.

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En la carretera de Zamarramala se encuentra la preciosa iglesia de Vera Cruz o del Santo Sepulcro fundada en 1208, que guarda el misterio de las órdenes militares medievales. La última visita es en el convento de los Carmelitas Descalzos, también conocido como convento de San Juan de la Cruz, ya que lo fundó él y fue prior desde 1588. Aquí podemos ver su sepulcro y otros recuerdos del santo.

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