Castro Urdiales está situada en la zona de costa más oriental de Cantabria, rodeada de espectaculares paisajes repletos de abruptos acantilados y bellas playas como son las de Ostende y Brazomar.
Cuenta con vestigios prehistóricos de gran interés, pero de lo que de verdad están orgullosos los castreños es de poseer una rica historia bimilenaria vinculada al imperio romano, pues donde hoy se encuentra Castro Urdiales estuvo el asentamiento romano de Flavióbriga, del que aún quedan resquicios bajo el actual suelo castrense. También Castro Urdiales formó parte de la poderosa hermandad de las Cuatro Villas de la Costa del Mar junto con Laredo, San Vicente de la Barquera y Santander.
Actualmente es un importante enclave de veraneo, pero aún es posible respirar el ambiente pesquero de antaño y degustar sus especialidades gastronómicas obtenidas del mar en las típicas tascas. Castro Urdiales ofrece bellos paseos y preciosas vistas al mar Cantábrico y conserva un interesante casco viejo con construcciones de interés, que se alzan majestuosas custodiando la villa.
Comenzamos nuestro recorrido en el Paseo Marítimo, que recorre gran parte de la villa y que acaba en el Rompeolas. Nada más empezar nuestro caminar por el paseo podemos ver una bonita playa, Brazomar y muy próximo a este lugar encontramos el Palacio-Castillo de Ocharán, de inspiración neomudéjar y neogótica.
Continuamos disfrutando de las construcciones residenciales que fueron surgiendo a partir del siglo XIX y llegamos al Muelle de Eguilior, en el que encontramos el Parque de Amestoy, donde se celebra anualmente, el primer viernes de julio, el Coso Blanco, un vistoso desfile nocturno de carrozas de papel de seda. Esta fiesta veraniega está declarada de interés turístico regional.
Después del parque, llegamos a la zona con más ambiente de Castro Urdiales, su casco viejo, donde es obligatorio perderse por sus callejuelas para disfrutar de su encanto de pueblecito marinero y pesquero.
Seguimos por el paseo hasta la plaza del Ayuntamiento, rodeada de soportales en los que abundan las tascas, mesones y restaurantes, donde podremos dar cuenta de su fantástica gastronomía.
Sentarse en un banco para disfrutar de unas estupendas vistas al Cantábrico desde el muelle donde están atracadas numerosas traineras es un verdadero lujo.
Continuamos por el paseo para disfrutar de su patrimonio monumental. Llegamos en lo alto a la Iglesia de Santa María, la iglesia más importante de la región, que data del siglo XIII. En su interior, alberga magníficas tallas del siglo XIII al siglo XVII, una destacada colección de obras de orfebrería y un cuadro de Cristo crucificado de Zurbarán.
En el extremo del promontorio y próximo a la iglesia, se encuentra el castillo medieval, fortaleza convertida en faro. El castillo sostiene la linterna que se iluminó por primera vez en 1853 y que desde esa fecha está funcionando como faro.
Frente a él y unida por el llamado puente medieval, se encuentra la ermita de Santa Ana, constituyendo todos ellos los últimos restos de un conjunto más amplio que tuvo que ser modificado por las obras de construcción del rompeolas.
Dentro de su patrimonio civil también destaca la Casa de los Chelines, edificio que actualmente alberga el ayuntamiento, así como un conjunto de edificios modernistas de finales del siglo XIX y principios del XX que constituyen el núcleo urbano declarado Conjunto Histórico Artístico en 1978.
Castro Urdiales cuenta asimismo con testimonios de arte rupestre de incalculable valor, la cueva de la Peña del Cuco. El yacimiento se encuentra en la costa, al oeste de la villa. La cueva prehistórica presenta grabados rupestres muy finos del Paleolítico Superior (hace 12.000 años) que reproducen ciervos, caballos y cabras.
Pero no todo va a ser veranear en Castro Urdiales. En Semana Santa, la procesión de la Pasión Viviente está declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional.
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