En la época invernal lo mejor de Laponia finlandesa son todas las actividades que se pueden practicar en sus bosques, ríos y lagos gracias al frío y a la nieve: pesca en el hielo, esquí de fondo, senderismo con raquetas de nieve, motos de nieve, safaris en trineos tirados por huskies o renos, esquí, ver auroras boreales … Nosotras ya habíamos practicado alguna de estas actividades en Rovaniemi además de ver a Papá Noel, pero queríamos más, así que abandonamos la capital lapona y pusimos rumbo hacia el norte del Círculo Polar Ártico hasta llegar a Levi, donde pasaríamos dos días antes de volver a Helsinki.

Día 1

A las 08:00 h. partíamos de la estación de autobuses de Rovaniemi hacia Levi para disfrutar de la naturaleza Lapona en estado puro y donde de verdad íbamos a saber lo que era el frío. El trayecto Rovaniemi – Levi (duración 3h) lo hicimos en autobús público (52€ ida/vuelta). No fue necesario sacar el billete en taquilla, lo compramos en el mismo autobús. Se puede pagar con tarjeta, es súper cómodo. Horarios y reservas online aquí.Nuestra expectación fue máxima durante todo el trayecto. El autobús circulaba con total normalidad a 100km/h a pesar de la nieve y el hielo gracias a las ruedas con clavos. El paisaje era espectacular. Los árboles estaban totalmente cubiertos de nieve. Además, vimos bajar el termómetro a una velocidad pasmosa a medida que avanzábamos hacia el norte hasta llegar a los -38ºC que marcaba en Levi.

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Teníamos alquilada una cabaña en Levilehto Apartments (32€/per/noche) donde pasaríamos las dos siguientes noches.

Tuvimos que avisar que habíamos llegado por un teléfono de emergencias, ¡y tanto que lo era!, la temperatura era de -38ºC y si alguien no venía rápido moriríamos congeladas.

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Enseguida vino un hombre a darnos la llave de la cabaña. Era muy acogedora. Camas con buenos edredones de plumas, cocina, salón con chimenea y baño con sauna. En el exterior había un porche lleno de leña a disposición de los huéspedes para encender la chimenea.

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Una vez instalados salimos en busca de una empresa con la que salir en moto de nieve al día siguiente. Contratamos con Kinos Safaris (87€/per/2 horas). Cogimos una moto para cada una, ya que el precio de una moto para dos era poco más barato.

Nos dirigimos al centro de Sirkka, así es como se llama en realidad este pueblo que se encuentra a los pies de las pistas de esquí de Levi, las más grandes de Finlandia. Fuimos en busca de un lugar donde comer, pero los precios eran bastantes caros, así que acabamos en el supermercado haciendo una buena compra para cocinarla nosotras mismas en la cabaña.

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Este pequeño pueblo, que vive del turismo, es un paraíso para los amantes de los deportes de nieve. Además de sus 43 pistas, 17 de las cuales están iluminadas, dispone de 886 km de pistas para motos de nieve y 230 km de pistas de esquí de fondo.

Estar en Levi y no esquiar es como ir a Agra y no ver el Taj Mahal, así que alquilamos unas botas y unos esquís e hicimos unas bajaditas por aquellas estupendas pistas con una nieve increíble, que a pesar de ser las 14:00 h. estaban iluminadas a consecuencia del kaamos. La sensación fue brutal.

También existe la opción de tirarse en trineo. No hace falta que lo alquiles, puedes encontrarlos a pie de pista, sólo tienes que cogerlos y divertirte con ellos, están para eso.

Se pueden alquilar esquís frente a las pistas en Zero Point y Levi Intersport.

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Desde el hotel Levi Panorama hay una vistas estupendas de Sirkka. Los que no quieran esquiar pueden subir en el Levi Express Gondola que te lleva desde Zero Point hasta la cima de la pista principal, donde está el hotel (4,5€/per/día). Los tickets se compran en Café Tanja, junto a Zero Point.

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Día 2

Después de tomar un desayuno consistente como el que nos prepararon nuestros couchsurfing en Rovaniemi, fuimos a la oficina de Kinos Safaris. Allí nos proporcionaron un buzo, botas, guantes, un pasamontañas y por supuesto, un casco. Una vez equipados salimos, nos montamos en las motos y nos explicaron cómo conducirlas. No era diferente a conducir una scooter: acelerador y freno, la única diferencia es que a la muñeca se lleva una pulsera de seguridad que en caso de caída la moto se pararía y que los puños del manillar están calefactados, así que esperábamos no pasar tanto frío como con el trineo de huskies en Rovaniemi.

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Encendimos las luces y nos pusimos en marcha formando una fila india. En cuanto dejamos atrás Sirkka cogimos velocidad y nos adentramos en un bosque por un camino perfectamente marcado en la nieve. Esto no había hecho más que empezar y la emoción nos embriagaba. Recorrimos kilómetros y kilómetros de bosques nevados, incluso cruzamos un río helado. Hacia la mitad del trayecto hicimos una parada para tomar un café recién hecho en una kota o goahti, una cabaña típica de los sami. Actualmente estas cabañas en esta parte de Laponia se encuentran a disposición de quienes las quieran usar para refugiarse o cocinar.

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Volvimos a subirnos en las motos, la experiencia entre aquellos idílicos paisajes estaba siendo una auténtica pasada.

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Después de disfrutar como enanas fuimos a ver el mercadillo navideño que está a los pies de la pista de esquí. Apenas había diez casetas, y es que en Levi hace demasiado frío para estos menesteres.

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Lo que no puede faltar en un viaje a Finlandia es pasar un buen rato en una sauna, y qué mejor momento para hacerlo que en nuestra cabañita de Levi cuando la temperatura exterior era de -38ºC. La sauna forma parte de la cultura y la rutina de los finlandeses (hay una por cada dos habitantes). Es el lugar de reunión y donde se toman las decisiones más importantes.

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Al día siguiente volveríamos de Levi a Rovaniemi para volar hasta Helsinki, donde pasaríamos un día antes de coger el ferry con destino a Tallín.

Recomendaciones

Equipo fotográfico

Lo ideal es proteger la cámara con una carcasa de las bajísimas temperaturas. En nuestro caso no lo hicimos, y sí notamos que a la cámara la costaba obedecer. Aunque voy a confesaros que a mis manos las pasaba lo mismo. Era muy difícil hacer fotos a partir de -15ºC, y llegamos a estar a -38ºC.

Muy importante llevar baterías de recambio, con el frío su duración se reduce bastante.

Ropa de abrigo

Si se quiere sobrevivir al frío del Círculo Polar Ártico, es recomendable vestirse siguiendo la regla de las tres capas: La primera capa debe estar siempre seca y pegada a tu cuerpo como si fuera tu segunda piel. La segunda capa debe ser de ropa térmica, que aísle del frío y a la vez permita transpirar el sudor hacia el exterior y la tercera debe actuar como capa protectora contra el frío y el viento y también debe ser transpirable.

En las manos, además de llevar unos buenos guantes de esquí, recomendamos llevar un segundo par de guantes de seda, al igual que en los pies, que al menos hay que llevar dos pares de calcetines, aunque aquí la cosa se complica ya que dependiendo del grosor de éstos es necesario utilizar unas botas uno o dos números más grandes de lo que se usan normalmente.

El gorro ideal para estos lares es el que se prolonga hasta llegar a tapar las orejas.

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